No sé el motivo pero estoy llorando.
Ha sido un día lleno de emociones; emociones fuertes.
Emociones a las que uno nunca se acostumbra; emociones a las que uno nunca acaba de saber como enfrentarse.
Esta mañana estaba en el hospital con una gran amiga, una amiga que esta por perder a su padre; recién ahora le envíe un sms y me respondía que seguía en el hospital esperando que el corazón de su papa se parara ya que, desde el domingo esta con morfina, ya no responde a nada, sólo oye, o eso dicen los médicos, que es lo último que perdemos las personas, la audición.
Cuando pasadas las 12 me acerqué al centro hospitalario porque, me llamó para advertirme de que la fiesta sorpresa de su marido quedaba aplazada, entre lágrimas me decía que era porque su padre había hecho una recaída monumental y que se le iba, tal cual: - San, lo estoy perdiendo. Se me va, mi padre se va.
La conocí cuando tenía 11 años; mejor amiga de mi hermano por aquel entonces, siempre entraba en mi cuarto a saludarme y nos quedábamos hablando de todo y nada mientras mi hermano o bien se acicalaba para salir, o bien hablaba con la novia de encontes, o bien, simplemente entraba a saludarme y se alargaba el saludo. Con los años fuimos acercándonos más y, cuando nuestras edades dejaron que compartieramos todas las experiencias, eso hicimos y venimos haciéndolo desde entonces.
Su padre, Enrique, ha estado presente en mi vida los mismos años, con una relación fuerte, de cariño, de aprecio y respeto.
Hoy, cuando entré a buscarla a la habitación, vi a un hombre totalmente distinto, dormido, parecía tranquilo aunque le costaba respirar, a ambos lados de la cama las dos hermanas, sujentándole las manos sin querer dejar de sentirle, aunque fuera la calor de su cuerpo.
Nos hemos fundido en un abrazo que parecía no tener fin, no pude contenerme, ella no se contuvo.
Una hora demasiado corta y llegaron peores noticias, Mª Carmen, su madre, entraba a la sala de espera para dcirle que personalmente, ella lo veía ya muy mal y que no creía que viviera más de unas horas; decidí despedirme, dejarles con él, a solas, en la intimidad.
Durante el rato que pudimos hablar, el tema de nuestros mayores, obviamente, acaparó nuestra casi completa atención.
Le pregunté si le quedaba algo por decirle, si había logrado no quedarse nada dentro para no tener deudas pendientes una vez fuera demasiado tarde. Se alegraba de haber pedido en el trabajo, desde que le diagnosticaron el cáncer, dos días a la semana las tardes libres para poder acompañarlo y estar a su lado; aprovecho para hablarle mucho, para decirle todo, para no callar más, esta en paz, esta tranquila, sabe que su padre escuchó todo lo que, seguramente, muchos no decimos por pensar que tenemos tiempo.
Mi amiga y su familia son conscientes de que ya es lo mejor para todos que puedan descansar pero, aún así me decía:
M: - Que duro es Sandri. Se me va, ya no le tengo. Cuando venía conduciendo hacia aquí esta mañana, pensaba que quería llegar y poder tocarle, aunque no le escuch ni le vea como antes, pero le puedo tocar, le puedo sentir, por otro lado, aunque resulté macabro, pienso que debería irse, descansar en paz. Ha luchado tanto para acabar así...Pero que duro es. No acabo de hacerme a la idea, de acostumbrarme a que no esté. Porque así...ya no esta, se me ha ido.
Esa conversación me hacía pensar en mi padre, nos hacía pensar en mi padre, a los que ella considera sus segundos papis.
M: -Disfrútalos, ahora que puedo saber lo que se siente sin poder disfrutarle más, te digo, dsifrútalos.
Y yo, al salir del hospital me hundí en mis pensamientos...
Mi padre, tiene 72, esta de lujo pero a estas edades, nunca se sabe, hoy estas bien y mañana...se nos han ido.
El resto del día me dejé llevar; no comí, quería comenzar la Cura de Savia pero lo cierto es que ni Savia ni nada; no me entraba nada, ni la Savia.
Pasadas las 3 me rendí y me tiré en la cama, estaba totalmente agotada, que mi cabeza trabajé a un ritmo tan apresurado, siempre a mil, a veces puede ser contraindicativo, como hoy.
Me sumergí el resto de la tarde en cosas que necesitarán de mi total y completa atención para tener la excusa perfecta para no pensar en nada más. En nada más porque mi fuerza interior se había disipado y no me sentía con la suficiente capacidad de aguantar según que pensamientos.
Durante el tiempo que estuvimos juntas también me preguntó por mi nueva vida; vida que no ha podido compartir estos últimos meses no por falta de ganas...Me preguntaba que pasos venían ahora: si él se venía si formalizaríamos lo nuestros; entre risas me comentaba: -No sabes lo que me gustaría una boda ahora! tú boda. Niños?!
Parecería que me leyera el pensamiento pues es un tema, era un tema, demasiado presente en mi vida ahora mismo.
Le conté mi situación: que llevaba dos meses sin poner métodos para no quedarme embarazada y que, en principio, la idea era seguir tal cual, a la búsqueda más que a la expectativa. La hacían sonreir esas noticias...unos se van y otros llegan.
A solas, también me dí cuenta de que el tema de ¨los niños¨, es algo, era algo que no podía certificar.
Tenía una conversación pendiente.
Pero a ella no le quise contar nada más.
Sin embargo, yo sí retomé el tema con quien conrresponde y, no voy a negar que con mis escasas fuerzas, me llevé un barapalo.
La última vez que bis a bis tocamos el tema, gracias al alcohol él se dejó llevar demasiado y sus palabras le traicionaron; menos mal que mi edad sirve para algo; edad que es buena para muchas cosas, malas para muchas otras. Y hoy, en la distancia que obligadamente vivimos, le pregunté de vuelta y, aún sabiendo que ciertamente, quiere, no es el momento.
Y, espero que sea por mi estado bajo de ánimos, me dolió, bastante más de lo que pensé en primera isntancia, ver que el alcohol puede llegar incluso a torcer sentimientos tan puros. En temas tan serios.
Y ahora estoy llorando
No sé si por la tristeza que comparto con mi amiga.
La impotencia que siento por no poder hacer nada por ella.
Por miedo a pasar por lo mismo, antes que después.
Por haberme creado un mundo de fantasía demasiado pronto.
Por haber esperado lo inesperable.
Por todo ello, por nada.
Simplemente, estoy llorando.
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