El recuerdo de un amor

|
No sabía bien bien como titular este post.
Tampoco sé bien, bien, como enfrentarme al mismo. Como comenzar a escribir, como hacer para que mis palabras no den lugar a confusiones, sobre todo, no me confundan a mi.
Como todos, vivo conscientemente la mayor parte del día; y, consecuentemente, la mayor parte del día soy consciente de lo que hago o no, de lo que digo o dejo de decir y de lo que pienso o dejo de pensar.

Centrándonos en un único tema del que su ¨no mención¨ hace fácil saber cual es; debo decir que soy consciente de que a penas le recuerdo. Desde que volví, no han habido más que dos, a lo sumo 3 ocasiones en los que siendo consciente, pensara en él y, en dos de esas ocasiones me ví transportada a aquellos tiempos, por algo que el entorno provocó, no por rememorar, simple y llanamente.

Un de esas veces fue cuando subí a Puigcerdà; hacía casi dos años que no subía, desde que pude esquiar la temporada del 2007, ya que el 2008 todo el invierno Marcos lo pasó con muletas y a penas nos acercamos a la montaña.
Cuando salía del Puente del Cadí me vinieron algunos que otros recuerdos, una imagen concretamente, una foto que saqué de él, sentado de espaldas en las escaleras del jardín, sin camiseta para que el sol le bañara y Jr se le tiró al cuello, abrazándole por detrás, él acercaba sus brazos y entornaba la cabeza para poder mirarle algo más directamente. Esa foto, esa imagen, me acompañó años y volver ahí arriba, provocó que pudiera verla en mi mente como si la estuviera fotografiando en ese preciso momento. Fueron unos segundos, mis labios dibujaron una sonrisa; el recuerdo se esfumó.
El segundo recurdo consciente fue viendo un vídeo de cuando Jr era más pequeño, un vídeo que había pasado de vídeo 8 a dvd y, no sabía, que en medio de algunas imágenes, aparecía él, montando el árbol con Marcos, la navidad de 2004, la única vez que la pasó con nosotros, a pesar de estar a nuestro lado algunos otros años.
El tercer recuerdo consciente ni lo recuerdo ahora; ni estoy segura de si debió darse pero no sería extraño.

Pero no son los recuerdo conscientes los que me preocupan, siempre supe lidiar con ellos cuando los tuve y ahora, no los tengo, así que cuando se dan por lo que sea, no me producen tristeza, no me producen rabia, desolación ni penurias; se producen, sin más, sin mayor relevancia.

Son los recuerdos de ese amor que no controlo los que me asustan.
Soñarle y recordar el sueño, perder la serenidad mediante adhitivos y buscarle, dejarme llevar por una músia y aparecer en mi cabeza.
No soy para nada consciente de esas situaciones pero las he vivido recientemente.

Esta semana me levanté una mañana recordando lo que había soñado; me resultó tan raro el recuerdo en sí mismo, pues no acostumbro a soñar y menos recordarlo, como saber que era en con él con quien había soñado. Tod lo que había sucedido en mi cabeza mientras supuestamente, debía descansar, lo veía como una película recién emitida por televisión, incluso pensé en buscar el significado del mismo en Internet pero decidí no darle tanta importancia; ahora no me acuerdo de los detalles, pero sí del hecho.
Lo sucedido en fin de año, aquella llamada que me pillo por sorpresa; fue totalmente insconsciente, sería como si mi cabeza no hubiera estado al tanto de lo que hacían mis manos cuando marcaban su número, ni de lo que decía mi boca y, sólo cuando reaccionó, corrió a despedirse.
Me ha sucedido una vez más, la semana pasada, bebí y le envíe un sms preguntándole su podía hablar; no contestó y esa anécdota pasó sin pena ni gloria; no le dí importancia, ni ahora mientras lo escribo y lo recuerdo le otorga ninguna importancia.

Aún así, esos momentos de debilidad que no controlo de manera consciente me preocupan, no me gustaría que se conviertieran en anécdotas demasiado asiduas; sobre todo porque no lo siento cuando soy consciente, ya no le pienso, no le anhelo, no le deseo, ni siquiera le odio.

Me pregunto entonces, si parece haberse acabado esa fase en la que no respiraba si no era con la esperanza como aire para mis pulmones, porque mi subconsciente sigue haciéndome estas malas pasadas?




1 motivos para comentar:

Stella dijo...

Y, porque el subconsciente es como que tuviera vida propia. Creo que a todos nos pasa en algún momento. Algunos recuerdos se cuelan en los sueños sin pedir permiso!
No te preocupes, eso también pasará!

Un beso!

Publicar un comentario

Tú opinión es importante para mi, gracias por darme parte de tu tiempo.