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Ayer, sentí de 5 diferentes maneras, como en mi interior se producían sensaciones de dolor, confusión y desamparo; 4 situaciones más 1, provenientes de diferentes ámbitos de mi vida y de diferentes características pero, las 5 situaciones, consiguieron producirme un dolor interno que, aún siendo distinto el alcance y las huellas, no dejaba de ser dolor y de dejar un recuerdo en mi memoria.

Caso 1
Mi hijo.
Duele. Los hijos, duelen. Eso es sabido y/o de fácil entendimiento por y para todos. 
Mi hijo, en plena pre-adolescencia esta consiguiendo acabar con mi paciencia, decepcionarme y hacer que me pregunte a mi misma donde he fallado para que le falten valores, para mí, demasiado necesarios.
También soy consciente de que llevo al extremo mis conclusiones pero, no debemos pasar por alto que esta en un momento clabe para su evolución y formación como persona y, por eso, me supone más preocupante sus conductas.
Dolor porque tube que reconocer que me quedaba grande, para mi sola, encontrar soluciones, enfrentarme día a día a él, mantenerme firme.
Dolor por ver su respuesta ante un castigo dictatorial; al ver que, realmente no valora la mayor parte de las cosas que debería valorar.
Dolor tras sentir miedo por no saber encontrar o llegar a tiempo de remediar algunas actitudes o respuestas.
Mi hijo es bueno; no es porque sea mi hijo, es así, pero la generación de la que forma parte esta muy falta de un montón de cosas, culpa de sus mayores por supuesto.
Sin dramatizar, porque dramatizo, como buena madre, quiero tratar de corregir esos pequeños detalles que no le harán nada bien el día de mañana.
Un dolor causado por una preocupación desmesurada.
Caso 2 

Mamografía.
Ecografía de pecho.
Pánico.
Aún sabiendo que no podía ser nada, el miedo, se apodero de mí. Sobre todo cuando, tras la mamografía, única prueba solicitada, me llamaron para realizarme una ecografía del pecho y la enfermera no respondía a la pregunta de por qué se necesitaba una nueva prueba.
Incomodidad.
Que desagradable, incómoda y poco íntima es la prueba de la mamografía. Colocando los pechos encima de una mini superficie fría, negra; mientras otra superficie plana, transparente baja hasta aplastarte el pecho al que le toque ser radiografiado contra la superficie negra y ves, además de sentir, como tu pecho queda ¨chafado¨ mientras un desconocid@ termina de colocartela de la manera correcta para que se vea todo lo que supuestamente, debe verse.
Pero no sólo te la aplastan frontalmente, luego te ayudan a colocarte lateralmente para volver a chafarte los pechos y sacar una imagen de los mismos oblicuamente.
Te quedas desnuda de cintura para arriba, expuesta a un desconocid@ que te manosea para colocar tus tetas. Añade el miedo, la preocupación por lo que puedan encontrar y tienes un cóctel cojonudo.
Dolor a causa de un miedo a lo desconcido, a lo que pueda venirse.




Caso 3
Tras 20 años con mi familia, siendo la abuelita de todos, hoy, sacrificaremos a Kira, nuestra perrita; una mezcla de cocker y seter.
Una loca cariñosísima, demasiado apegada a todos los miembros de la familia, con una imposibilidad a ver la familia separada ni en el coche, que la hacía ladrar a diestro y siniestro, enterándose todo cristo, cuando andábamos por la calle y alguno se separaba demasiado de un círculo aceptable para ella.
20 Añitos con nosotros. Ahora está mal, con un tumor en la boca y otro en sus partes íntimas, ha llegado el momento de decirle adiós. Después de una vida de lujos y mimos, ha llegado el momento de dejarla ir para que no sufra lo que no hemos querido que sufra jamás, no vamos a hacerlo en sus últimos días.
Dolor por una pérdida.
Dolor por tener que despedirme de mi Kira. 



Caso 4
Caso complicado de explicar.
Desde que comencé mi relación con el príncipe no he podido, por una cosa u otra, tomar precauciones para no quedarme embarazada. A ver, quedaban dos posibles que tampoco fueran realizadas (la goma y la marcha atrás), eso es cierto, pero no pretendíamos ¨ir a por el niñ@¨, sólo que, debido a la peculiaridad de los hecho que me imposibilitaban tomar anticonceptivos, la respuesta fue cómoda y despreocupada.
EL hecho es que, desgraciadamente, sé a ciencia cierta que he sido ¨conejo¨ toda mi vida (conejo: entiéndase por ¨conejo¨ a las muejeres que tienen mucha facilidad, demasiada, a quedarse en estado; se dice de ¨las conejo¨ que huelen la bragueta y con eso les basta); pues, a pesar de mi ¨supuesta facilidad¨, tras dos meses manteniendo relaciones sin ningún tipo de precaución, no me he quedado en estado.
El dolor, leve, más bien un estado de preocupación extrema, provoca que me plantée, me pregunte, si mi edad, 10 años mayor que mi último embarazo, último y único.
Voy a cumplir 34 años (Dios, este es otro tema; yo no veo esos 34 años por ningún lado!!!, mental ni físicamente, sobre todo físicamente...Dios, 34 años) y ya comienzo a sentir un poco la presión de que se me pase el arroz jajaja.
Y si ahora, con mi pasado, resulta que se me complica volver a vivir un embarazo y disfrutarlo, seguramente más, por mi edad, por mi ya experiencia, por mis ganas, disfrutarlo algo más que el primero?
Dolor por ser consiciente de que el tiempo pasa, de que todo lo que hagas en tu vida, tiene sus consecuencias.



Caso 5
La distancia.
La impotencia.
Querer estar con mi pareja, a todas horas, de manera incontrolable y no poder, por causas ajenas, es una putada y causa dolor.
Saber que esta vez es diferente, estar segura de que es la persona y no poder disfrutarlo desde el primer instante, cada día, me cuasa dolor, sobre todo por la impotencia que siento al no poder hacer nada para remediarlo de manera inmediata.
Quiero tenerle conmigo, quiero estar con él....pero no depende de nosotros; trabajo, eso es lo que nos falta para que él pueda mudarse; y no debemos hacer el loco y dar un paso movidos por las ansias.
Y duele....duele su ausencia.



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