Estoy en Alp, la Cerdanya, he venido a esquiar una semanita; esta haciendo un frio de cohones y eso que venia mentalizada, la montania y eso pero aun asi, me cuesta cada vez mas enfrentarme al hinvierno mas crudo.
La noche fue muy buena. La cena transcurrió tranquila, con sus más y sus menos en cuanto a nervios, tonterías y cosas varias; Marcos se paso media cena jugando con Leo a la Play, todo un caso, pero no me daban bola cuando les decía que descansaran y vinieran a sentarse a la mesa. No soy una madre impositiva, eso esta claro.
Anecdóticamente diré que entramos todos los que estábamos con algo rojo al año nuevo y algunos con más de una cosita de ese color; yo llevaba mi tanguita nuevo y además, durante el postre, cafés y copas antes de las uvas me pintaron las uñas de rojo, a mi y al resto de chicas y los chicos, incluyendo mi hijo, se pintaron la uña del dedo meñique; originales un rato!!; Marcos y Leo también llevaban ropa interior de color navideño pues se los compré yo a ambos, el mismo modelo, hay una foto que lo certifica que se bajaron los pantalones y enseñaron el culo con sus fantánticos calzones de Intimissimi a todos los presentes!!, dios, estoy creando un monstruo.
Yo no cené nada, poca novedad en eso pero sí bebí, tampoco novedoso perooooo, bebí cacho y me agarré un pedo de los de antaño, se me fue un poco la cabeza debo reconocerlo.
Creo que con Núria hablé más de la cuenta, ya que salió tema Leo, como no (es su cuñada, más o menos, la novia de su primo pero, Gabi y Leo son como hermanos, sobre todo porque el resto de la familia más cercana de Gabi sigue en Argentina) y me preguntaba si no querría volver, en ese estado, no recuerdo haber sido demasiado sincera, sobre todo conmigo misma, aunque si debo reflejar la conversación en la que ella me decía: ¨San, no has pensado en volver con Leo?, siempre estáis juntos, él no tiene a nadie más en mente, tú le adoras, os lleváis de muerte, ya os conocéis, os queréis un montón¨, bla, bla, bla...y claro, una se encuentra respondiendo que sí, que lo que dice tiene sentido y que puede ser que debiera planteárselo y...nada, al día siguiente una siempre sabe que no podría ser.
Pero sigamos con la noche; yo me emocioné, quería salir de fiesta, llamé a mi madre para que llamara a su chica y le dijera que la recogería tipo 2 de la madrugada para llevarla a mi casa, que cogiera también a la Kira (la perra de mis padres de 19 años); y lo hice!, la recogí a ella y a la perra pero no salí, estaba tan en pedo que llegué a casa a las 3, cometí un tremendo error y me tiré a dormir. Sin abrir los ojos ya hasta la mañana del 1 de enero, momento en el que tuve que recapacitar de lo que hice horas antes.
Llamé al innombrable.
Lo sé. No tengo perdón. Soy una imbécil. Una inconsciente. Una estúpida.
Lo peor es que ni siquiera había recordado su nombre una sola vez en toda la noche, como venía escribiendo, lo llevaba y lo llevo bien desde que llegué; aún así, no sé lo que me ocurrió al regresar a mi casa que sin pensarlo si quiera marqué su número de teléfono, casi peor que eso fue que respondiera, con todas las intenciones, vamos si sabía que era yo!, lo tenía clarísimo y contestó. No puedo decir que se dijo en esa conversación porque no me acuerdo de nada, es así, no soy consciente de lo que nos dijimos, sólo tengo un vago recuerdo que colgué de manera muy impulsiva, como reaccionando de que estaba hablando con él y al ser consciente de eso, no querer perder ni un segundo más al aparato y pum, cortar la llamada.
Tampoco le dí más vueltas, me acosté y por la mañana vi que le había enviado dos sms, dos sms de nada, mierdecillas en comparación con algunos anteriores, ni mencionarlos vale la pena. Y esa mañana del 1 de enero le redacté el que hasta hoy ha sido el último: ¨No recuerdo nada de lo de ayer, a dios gracias. Hagamos como que no sucedió¨; ni besos, ni despedidas, ni perdon, ni nada de nada, solo eso, sin más.
Y ahí se quedó mi error, no hay que darle mayor importancia, una recaída tonta, mas que dramática, la costumbre digo yo.
La noche acabó, al margen de ese tropezón, muy bien, a eso de las 2:15 de la madrugada, borracha como una cuba decidí recoger bártulos y niño e irme, sin despedirme de nadie, odio despedirme por las noches, prefiero no hacer ruido, además, de verdad, no estaba en condiciones, que borrachera la de fin de año. Incluso había quedado con Olga que viniera a recogerme (y lo que eso significa, para paliar el pedo monumental) y de camino a casa le envíe un mensaje diciéndole que si aún no había salido que no se molestara que me quedaría en casa, sólo quería acostarme y dormir la mona. Estaba realmente a gusto, la noche para mi ya había dado a su fin, había sido perfecta; de haber salido con Olga, no quiero imaginar donde hubiera acabado y a que hora hubiera vuelto a casa.
Desde que comenzó el año he estado relajada, tranquila y serena.
Me he marcado unos objetivos, como todos hacemos cada principio de año, otra cosa es que los cumpla pero que no se diga que no tenia intención alguna.
En el siguiente post, compartiré mi lista de propósitos anuales, me irá bien redactarla para tenerla muy presente.
Bienvenido 2010!
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