NOS SOBRAN LOS MOTIVOS: Facebook y los menores de 13

Se supone que los menores de 13 años no puede registrarse en Facebook y es cierto, yo traté de crear una cuenta con un año de registro que daba como resultado menor de 13 y me bloqueo el navegador, tube que cerrarlo y volverlo a abrir y ni con esas, cambie de navegador y ahí sí, ahí pude volver a empezar.

Pero resulta que si prestamos atención, en esta red social hay miles de menores de 13 años con su perfil activo y en pleno funcionamiento.

Para que luego, los mayores, nos quejemos de los peligros que esconde la red, resulta que somos los padres los irresponsables que les creamos una cuenta con una ¨pequeña mentirijilla¨ de por medio.

Mi hijo tiene 10 años y ya venía preugntándome si podía estar en Facebook, llevaba todo el año diciédole que no y tratando de encontrar redes sociales que se adaptaran a su edad; el primer problema que me encontraba era que sus amigos desconocían las redes de las que yo le hablaba, nada raro ya que no vamos, en general, demasiado avanzados en este tema por estas tierras y, en segundo, resulta que él quería algo tipo Facebook para seguir conectado con su gente o, como mucho, con mi gente, tipo messenger vamos; pero red social para establecer nuevas relaciones, eso ni se lo plantea.

Esta semana, el martes para ser exactos, descubrí a un amigo de mi hijo con perfil activo y me quedé más que sorprendida; sorpresa que aumento cuando ayer, con mi hijo al lado, comencé a ver perfiles a doquier de sus compañeros de clase. Una de las niñas de su clase me saludo y aproveché para preguntarle que hacía en Facebook si no podían entrar menores de 13, a lo que ella me respondió, tan tranquilamente:

 -¨Mis padres me han dejado, una pequeña mentirijilla, jajajaja¨.

Ya me suponía la respuesta pero no estubo mal que me lo confirmara; cosa que aplico al resto de amiguitos de mi hijo. Obviamente, mi hijo me solicitó tener una cuenta y accedí.

Así que en mi red de contactos, ahora mismo, tengo unos 9 chavales de 10-11 años, entre ellos, mi hijo; aunque no es el único caso que conozco, o, mejor dicho, que ahora me doy cuenta que conozco, al margen de mi hijo y entorno.

Lo que me lleva a pensar que, tras tantas quejas, medios para que los chavales vigilen lo que hacen en la red, medidas que se toman en las escuelas invitando al cuerpo de la policía a hacer charlas sobre Internet y sus peligros y bla, bla, bla; venismo ahora los padres y inconscientes de nosotros, les abrimos las puertas a zonas de riesgo simplemente porque les hace ilusión.

Yo no voy a decir, a modo de excusa personal, que tengo a mi hijo controlado y que su racionalidad en frente a lo que esconde la red esta por encima que la de sus amigos pero sí puedo creérmelo personalmente debido a mi trabajo y mis ensañanzas para con él.

Se de buena tinta que los padres de la escuela de mi hijo van, en general, súper perdidos en temas digitales o de infotmática a secas, lo sé por las charlas masificadas que se dan en el colegio año tras año, por la reunión que yo mantuve el año anterior con la directora de estudios y el director del centro pidiéndome consejos; y como lo sé, puedo decir que mi nivel en comparación con el suyo, no tiene comparación.

Me he quedado pensando que, de algún modo yo puedo sentirme más tranquila, aunque nunca del todo, con el uso que mi hijo pueda darle al ordenador pero, y el resto de sus compañeros?; esos padres no pueden pretender que sus menores sean más adultos y responsables que ellos cuando aceptan ahcer trampas en algo que ellos mismos desconocen por completo el funcionamiento?

Para que luego nos quejemos y pongamos el grito en el cielo cuando leemos la política de privacidad de Facebook, sin ir más lejos. Cuando nos alarmamos, como con el caso de Marta del Castillo, al comprobar como neustros hijos se muestran en sus redes y se relacionan.

Cómo podemos ser tan falsos?

A quien pretendemos engañar?

A quien pretendemos pedir cuetnas después?

No sé, lo cierto es que desde ayer vengo pensando en esto y me resulta algo vergonzos pensar que yo también me he dejado llevar por el deseo de mi hijo de formar parte de esta red social a pesar de mis conocimeintos, de la confianza que sé, puedo tener en mi hijo en cuanto al manejo de Internet; lo mire por donde lo mire, yo también he caído, he mentido para que mi hijo tuviera su perfil y, mañana, no podré echar las culpas a nadie, porque nos lo buscamos solos. 