Ya pasó, quien me lo iba a decir! una ño, dios, como pasa el tiempo.
Le escribí un mail, no pude remediarlo, fue más fuerte que yo, lo divertido de la situación fue que me equivoqué de fecha, jajaja, bueno, por un día. Estoy tan sumida en mi trabajo que, ni miré el calendario, estaba completamente convencida que era 17 de mayo, y resultó ser 16, así que, tonta de mí, encima, dejé pasar la media noche para escribirle (eso fue inconsciente, tengo insomnio y una de las veces que me desvele a las 2 de la mañana, aproveché para escribirle, me lo pedía el cuerpo), pero evidentemente, en el mail, presumía de haber esperado a cruzar la frontera del aniversario, aunque fuese por dos míseras horas.
Cuando al día siguiente fui a una visita que tengo todos los jueves le comenté a mi esteticien que se había equivocado y me había anotado día 17, y era 18, me quedé helada. Me mostró el calendario y pude ver que la que estaba totalmente equivocada, era yo.
Lo esperé tanto ese día que incluso me adelanté a él.
Los sentimientos, por eso, no cambian.
Releyendo las pocas entradas que a día de hoy me ha dado tiempo de ir introduciendo, veo que no expliqué como acabó la historia del traidor.
La realidad es que no ha terminado, sigue en mi oficina, día a día y, la verdad es, que me es indiferente. Ahora mismo, me importa poco demasiadas cosas.
Mi vida, aunque aparentemente completa, dista mucho de la realidad personal.
Cualquiera que me conozca pensará que soy tremendamente afortunada y, lo que peor me sabe es que debería ser así, debería sentirme así.
Trabajo, salud, familia, amigos, vida social, no precisamente en ese orden pero, todo va viento en popa. Tengo mis problemas en cada uno de esos sectores pero, nada que no pueda superarse ni de vida o muerte. Sin embargo, me siento vacía, infeliz.
Me resulta agotador sentirme, estar sola. En cuanto a vida íntima se refiere, sin embargo, cuando he tenido la oportunidad de iniciar una relación, rpecisamente, íntima, no he estado a la altura.
Las comparaciones se hacen presentes, comparaciones por todo, comparaciones por nada. Lo más imberosímil es que, si fuera sincera, mi pasado debería salir perdedor de todas todas pero, en su lugar, hago crecer ese recuerdo, hago más idílico al personaje que protagonizó ese ayer. Le hago más fuerte, más perecedero. Más increiblemente perfecto, incomparable.
A veces, pocas, me pregunto si no será más las ganas de volver a sentir lo mismo que sentí por él lo que añoro, que a él mismo, pero sea como sea, termino extrañándole a él.
También llego al típico planteamiento ese de que, claro, no tengo a nadie más en mi cabeza pero, es que no dejo que nadie entre en mi cabeza, en mi corazón, mucho menos. Quiero que entre alguien en mi vida, pero no dejo que nadie entré, he de ser yo quien haga el esfuerzo, pero, no puedo.
Día 18 de mayo, un año y un día...aún sigues aquí.
Le escribí un mail, no pude remediarlo, fue más fuerte que yo, lo divertido de la situación fue que me equivoqué de fecha, jajaja, bueno, por un día. Estoy tan sumida en mi trabajo que, ni miré el calendario, estaba completamente convencida que era 17 de mayo, y resultó ser 16, así que, tonta de mí, encima, dejé pasar la media noche para escribirle (eso fue inconsciente, tengo insomnio y una de las veces que me desvele a las 2 de la mañana, aproveché para escribirle, me lo pedía el cuerpo), pero evidentemente, en el mail, presumía de haber esperado a cruzar la frontera del aniversario, aunque fuese por dos míseras horas.
Cuando al día siguiente fui a una visita que tengo todos los jueves le comenté a mi esteticien que se había equivocado y me había anotado día 17, y era 18, me quedé helada. Me mostró el calendario y pude ver que la que estaba totalmente equivocada, era yo.
Lo esperé tanto ese día que incluso me adelanté a él.
Los sentimientos, por eso, no cambian.
Releyendo las pocas entradas que a día de hoy me ha dado tiempo de ir introduciendo, veo que no expliqué como acabó la historia del traidor.
La realidad es que no ha terminado, sigue en mi oficina, día a día y, la verdad es, que me es indiferente. Ahora mismo, me importa poco demasiadas cosas.
Mi vida, aunque aparentemente completa, dista mucho de la realidad personal.
Cualquiera que me conozca pensará que soy tremendamente afortunada y, lo que peor me sabe es que debería ser así, debería sentirme así.
Trabajo, salud, familia, amigos, vida social, no precisamente en ese orden pero, todo va viento en popa. Tengo mis problemas en cada uno de esos sectores pero, nada que no pueda superarse ni de vida o muerte. Sin embargo, me siento vacía, infeliz.
Me resulta agotador sentirme, estar sola. En cuanto a vida íntima se refiere, sin embargo, cuando he tenido la oportunidad de iniciar una relación, rpecisamente, íntima, no he estado a la altura.
Las comparaciones se hacen presentes, comparaciones por todo, comparaciones por nada. Lo más imberosímil es que, si fuera sincera, mi pasado debería salir perdedor de todas todas pero, en su lugar, hago crecer ese recuerdo, hago más idílico al personaje que protagonizó ese ayer. Le hago más fuerte, más perecedero. Más increiblemente perfecto, incomparable.
A veces, pocas, me pregunto si no será más las ganas de volver a sentir lo mismo que sentí por él lo que añoro, que a él mismo, pero sea como sea, termino extrañándole a él.
También llego al típico planteamiento ese de que, claro, no tengo a nadie más en mi cabeza pero, es que no dejo que nadie entre en mi cabeza, en mi corazón, mucho menos. Quiero que entre alguien en mi vida, pero no dejo que nadie entré, he de ser yo quien haga el esfuerzo, pero, no puedo.
Día 18 de mayo, un año y un día...aún sigues aquí.
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