QUE OSTIA ACABO DE DARME

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Hoy acabo de darme la mayor ostia de mi vida, y ya es decir pues tengo 30 años e inicie este blog para hablar de lo que cambio mi vida...a pesar de la ostia de hoy, el cambio lo provocaron esas 4 palabras pero hoy, he aprendido la más grande lección que te puede dar la vida: la traición.

La traición solo puede venir dada por parte de un amigo.
Una pareja te puede fallar, decepcionar, romper el corazó en mil pedazos, convertir tu vida en un infierno, el adiós de una amor puede provocar hasta que cambies de filosofía de vida que te preguntes el porque de unas cosas que, seguramente, anteriormente, jamás supiste destacar por si sólas.

La traición: que sentimiento. Me han traicionado, se han reído de mi y no sé que respuesta he de dar.
Cuando se trata del error, equivocaión, humillación de una pareja, la solución, aunque doliente, es sencilla, adiós. No somos compatibles como para mantener algo más que una relación cordial, de amistad distanciada.
Un amigo, esa persona a la que le has confiado secretos, problemas, dudas, heridas, persona con la que has compartido momentos que en tu cabeza atesoras; anécdotas, confidencias.
HOY ME HAN TRAICIONADO.
Era amigo, compañero de trabajo, contaba con fé ciega por mi parte, su palabra era incuestionable para mi. Al margen quedan nuestras noches de sexo, de borrachera, de sexo con borrachera. Él tenía y decía apreciar su vida, su pareja, su "falsa" monotonía.
HOY ME HAN TRAICIONADO.

Propone una actuación, trabajamos en el sector musical, más concretamente, propone una producción de la productora; con fé ciega, le apoyo, cuando la inversión viene de mi lado pues yo soy la propietaria de dicha productora. Después de cinco meses de trabajo, de incertidumbres, decides darle carta blanca, no vigililarle en el trabajo, decides no controlarle. Te encuentras con desvaloración por parte del público, por una promoción no realizada por dejarse vencer por los deseos incontrolables el sxo opuesto, le ganaron unas bragas vía teléfono y, lo peor, intenta dejarme en la estacada, tirada, sola, en un bar. Digo intenta porque tras preguntarle donde va y decirme a aparacar la furgo y yo insistir: "¿pero vuelves"; ¿tienes teléfono?; me dice.
Ahí yo abro los ojos, ¿cómo que si tengo teléfono? ¿para que? ¿con quién te vas? ¿dónde te vas?¿piensas volver?.
Tras divagar con respusetas estúpidas, me dice, no sé donde vamos. En ese momento me da por mirar a mi alrededor, no queda nadie. ¿Dónde están todos?, le rpegunto, fuera; ¿?, ¿cómo fuera? pienso.
Están todos fuera y no me dices simplemente eso: "X vamos que están todos fuera para cambiar de lugar y aprovecho a aparcar la furgo". No. Tú pretendes mentirme, me dices que vuelves y luego me preguntas si tengo teléfono, sabiendo sobradamente que a ese lugar no regresáis.

Has sido el único que me ha enseñado la más dura, pero real lección.

¿Qué te diré? ¿qué haré?¿qué decicio¡ón tomaré?

Ahora mismo sólo sé una cosa. No puedo volver a mirarte a la cara. Así pues...

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